La hernia o la protrusión discal dorsal es muy poco frecuente, debido en parte a la posición de la caja torácica que le hace de apoyo o férula, y descarga parte de las fuerzas que se pueden aplicar en los discos intervertebrales dorsales. También es debido a que raramente realizamos esfuerzos con punto de apoyo en la región vertebral dorsal.
Los síntomas más frecuentes son debidos a la afectación de la raíz nerviosa a ese nivel dorsal, con dolor radicular, y a la afectación de la médula espinal, con alteración desde ese nivel de las vías motoras y sensitivas hacia las extremidades inferiores. Expresándose con dolor en el costado desde la espalda, hormigueos en el tronco, genitales o extremidades inferiores, falta de fuerza y alteraciones de la sensibilidad al tacto en las extremidades inferiores, alteraciones al orinar o defecar, alteraciones en la actividad sexual.
Una exploración neurológica procurará mucha información, permitiendo valorar diferentes diagnósticos diferenciales.
Ante la sospecha de un afección raquídea, la Resonancia Magnética Nuclear (RMN) o la Tomografía Axial Computerizada (TAC) pueden mostrar lesiones que se correlacionen con los síntomas.